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Émilie de Châtelet, la matemática embarazada que luchó por dejar un legado científico.

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Émilie de Châtelet, matemática y física francesa, traductora de Newton al francés y difusora de sus teorías.

El 17 de diciembre de 1706 nació Madame de Châtelet, en Saint-Jean-en-Greve, en Francia, durante el reinado de Luis XIV, y le pusieron el nombre de Gabrielle-Émilie Le Tonnelier de Breteuil.

Émilie desde su más tierna infancia tuvo el deseo de saber e hizo todos los esfuerzos para conseguirlo. Estuvo rodeada de un entorno excepcional y recibió una educación atípica para su época. Sus padres tenían un gran respeto por el conocimiento y rodearon a sus hijos de una atmósfera que hoy llamaríamos intelectual. Demostró poseer una capacidad inusual y una inteligencia privilegiada. A los diez años ya había leído a Cicerón y estudiado matemáticas y metafísica; a los doce hablaba inglés, italiano, español y alemán y traducía textos en latín y griego como los de Aristóteles y Virgilio.

Estudió a Descartes, comprendiendo las relaciones entre metafísica y ciencia, por ello mantuvo durante toda su vida la exigencia de un pensamiento claro y metódico, dominado por la razón.

Debido a su posición Émilie pudo obtener los servicios, como profesores, de algunos buenos matemáticos como Pierre Louis Moreau de Maupertuis (1698-1759), que posteriormente alcanzó la fama por su expedición al Polo Norte para hacer mediciones de la Tierra y demostrar que no era alargada como defendían los seguidores de Descartes sino que se achataba por los polos, como Newton había supuesto.

El periodo entre 1737 y 1739 fue de acumulación de conocimientos. Estudió las publicaciones de los académicos para poderlas evaluar, y se dio cuenta de que estaban llenas de prejuicios.

En 1737 la Academia de Ciencias anunció un concurso para el mejor ensayo científico sobre la naturaleza del fuego y su propagación. Émilie junto con el historiador, escritor, filósofo y abogado Voltaire, comenzaron a trabajar y a hacer múltiples experimentos, ponían el hierro al rojo, lo enfriaban, medían temperaturas y pesaban. Voltaire estaba preparando un ensayo para presentarlo al concurso. Pero a las conclusiones a las que llegaban eran diferentes, así que, un mes antes de que finalizara el plazo para el concurso Émilie decidió participar también de manera independiente, trabajando en secreto.

Al cumplir 42 años, Emilie descubrió que estaba embarazada, por lo que, previendo que esto le pudiera generar complicaciones de salud e incluso la muerte, comenzó a trabajar arduamente en su última traducción con jornadas de 18 horas, y con apenas dos descansos de una hora cada uno.

El 4 de septiembre de 1749 Du Châtelet dio a luz a su bebé y seis días después falleció de una embolia pulmonar.

Aquello que empezó como una traducción al francés del famoso libro de Isaac Newton Philosophiae naturalis principia mathematica, más conocido como Principia, terminó por convertirse en un volumen de más de 500 páginas con objeciones y comprobaciones tanto propias como ajenas de las teorías del físico inglés.

Su libro se publicaría 10 años después y marcaría a toda una generación de matemáticos y físicos franceses, al tiempo que sus ideas filosóficas la convertirían en una figura clave del Ilustración europea. Incluso todavía es la única traducción completa al francés de ese revolucionario y a la vez oscuro texto de Newton.

Lamentablemente todo su trabajo ha sido opacado, pues a 271 años de su muerte, es más recordada por haber sido la amante de Voltaire durante 15 años que por haber sido una talentosa científica e intelectual.