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June Almeida, la viróloga que retrató al coronavirus, el VIH y la rubéola

#MujeresQueInspiran

Pese a que tiene poco menos del año que comenzamos a escuchar la palabra Coronavirus, lo cierto es que éste ya lleva varias décadas rondando en nuestro planeta, y de hecho fue una mujer viróloga la primera persona que pudo ver un coronavirus bajo el microscopio.

June Dalziel Hart, conocida como June Almeida, oriunda de Glasgow (Escocia), nació en el seno de una familia humilde, en 1930. Fue una lástima que con dieciséis años tuviera que dejar los estudios por problemas económicos porque hasta el momento había mostrado ser una estudiante brillante. Para ayudar a su familia, decidió empezar a trabajar como aprendiz de laboratorio en el Glasgow Royal Infirmary. Aquí adquirió los conocimientos necesarios sobre los microscopios electrónicos que tanto le ayudaron a lo largo de su fructífera carrera. También trabajó en el Hospital de St. Bartholomew (Londres), donde conoció a su futuro marido, el artista Enriques Almeida. Se casó a los 24 años y los dos se marcharon a Canadá.

June no tenía ninguna titulación universitaria pero decidió emprender su carrera como investigadora en el Ontario Cancer Institute de Toronto. En 1963, comenzó a desarrollar nuevas técnicas de microscopía y a publicar algunos artículos científicos sobre estructuras víricas. Su fama se propagó muy rápido, el mundo académico empezaba a reconocerla cuando llegó una oportunidad que no pudo rechazar: trabajar junto con el doctor David Tyrrell en el St Thomas de Londres, quien entonces realizaba un trabajo de investigación sobre el resfriado común.

En ese momento, el equipo de Tyrrell había identificado un virus similar a la gripe y habían decidido etiquetarlo como “B814”. Sin embargo, se encontraron con que no había manera de cultivarlo en un laboratorio. Sospechaban que se trataba de otro tipo de virus pero no tenían la imagen que lo probara. Por ello, llamaron a June y le enviaron muestras. Aunque el propio Tyrrell no tenía muchas esperanzas, le pareció que “valía la pena intentarlo”, como relata él mismo en su libro Cold Wars: The Fight Against the Common Cold. Les faltaba tan poco… solo era preciso conocer su naturaleza.

Foto. Gaceta UNAM

Al fin, en 1967, gracias a su destreza con el microscopio electrónico, Almeida creó imágenes claras del virus. Tras observarlas con detenimiento, decidieron llamar “corona” a este grupo de virus principalmente por su estructura, ya que esta se asemejaba mucho a la corona solar. Tras analizar la imagen, Almeida recordó que ella ya los había visto en alguna investigación previa, en concreto, cuando analizó la bronquitis en pollos y la hepatitis en ratones.

Tras su gran hallazgo, se doctoró en la Escuela Médica de Posgrado de Londres y finalmente, recaló en el Instituto Británico Wellcome, donde firmó varias patentes en el campo de las imágenes de virus. Dejó el Instituto y antes de volver a trabajar en él, le dio tiempo a enseñar yoga. En 1979, escribió el Manual de diagnóstico rápido de virus en el laboratorio para la Organización Mundial de la Salud.

Decir que se retiró de la virología en 1985 es una formalidad porque siempre encontró la forma de mantenerse en el terreno. Fueron sus ojos los que vieron por primera vez un coronavirus pero también fue quien, a finales de los años 1980, ayudó a publicar algunas de las primeras imágenes en alta calidad del VIH y fue, del mismo modo, la primera persona en fotografiar y ver el virus de la rubéola.