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La contaminación por plásticos, la otra pandemia que sigue sin solución.

El 3 de julio de cada año se celebra el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, un día que hace años podría haber desaparecido del calendario. Solo es necesario que los políticos se hubieran tomado en serio el tema y legislado en la dirección correcta para su total eliminación. Sin embargo, este desinterés y complacencia con la industria del plástico nos ha puesto frente a un gravísimo problema de contaminación mundial.

Debemos saber que una bolsa de plástico de un solo uso tarda décadas (en el mejor de los casos) en degradarse. Y lo hace desprendiendo cientos de miles de diminutos fragmentos de microplásticos, junto a todos los aditivos y tóxicos que pueda llevar. A cambio su uso medio es de unos 12 minutos. Algo realmente inasumible desde el punto de vista de la sostenibilidad.

El parón de las actividades económicas debido a la cuarentena mundial nos ha proporcionado buenas noticias a nivel ambiental: el saneamiento de la capa de ozono y la mejora de la calidad del aire y de las aguas.

Sin embargo, otro desafío que aumenta ante la pandemia del coronavirus, son las miles de máscaras quirúrgicas, guantes, equipos de protección, bolsas para cadáveres que acaban como desechos rápidamente. La crisis de covid-19 ha provocado una rápida expansión en la producción de elementos plásticos que se necesitan desesperadamente, con gobiernos que compiten por aumentar sus existencias y ciudadanos regulares que reclaman su parte de suministros.

Dicha producción es necesaria. Pero todo ese plástico termina en algún lugar, y los activistas ambientales temen que sea solo la punta de un iceberg que se avecina, y que la pandemia cause una serie de desafíos serios a sus esfuerzos para reducir la contaminación por plástico.

Las implicaciones de esas tendencias podrían significar años de problemas para nuestros océanos ya contaminados.

Debemos cuestionarnos el posible riesgo ambiental de estos procesos. Si no se trabaja con las condiciones óptimas para la incineración de residuos que poseen un elevado contenido en plástico, se pueden generar emisiones de compuestos cancerígenos como las dioxinas y los furanos.

La pandemia de COVID-19 también ha aumentado el consumo de otros plásticos desechables como bolsas, botellas de agua, recipientes para enviar comida a domicilio o embalajes del comercio por internet. Un informe de Ecoembes señala que desde el inicio del estado de alarma se ha incrementado un 15 % la recogida de material en los contenedores amarillos. Este aumento se debe a un mayor consumo dentro de los hogares como consecuencia del confinamiento de la población.

No debemos olvidar que la contaminación por plásticos es uno de los principales problemas ambientales del planeta según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado en 2019.

Es cierto que por motivos de higiene y salud no es factible prohibir el uso de plásticos de un solo uso mientras dure la emergencia sanitaria. Pero es muy importante evitar que, una vez resuelta la crisis, se produzca un mayor problema ambiental. No hay que olvidar que la problemática de la contaminación por plásticos seguirá aún presente.

Urge el desarrollo de materiales alternativos a los plásticos más biodegradables y más reciclables, así como el avance en el diseño de nuevos aditivos químicos que sean menos contaminantes. Si a día de hoy dispusiéramos de estas soluciones, el actual incremento del uso de material plástico no estaría afectando tan negativamente al medio ambiente.

Referencias:

https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/resurgir-plastico-por-culpa-coronavirus_15488