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La Huella Ecológica: Datos que muestran lo mal que estamos en el planeta

Cuando escuchas: “Hay que cuidar el planeta”, “la contaminación está acabando con nuestro mundo” ¿Conectas?

Si lees: “Cada día hay más animales en peligro de extinción” “Estamos acabando con sus ecosistemas” ¿Te preocupas? Y en el caso de que lo hagas ¿Sabes realmente qué puedes hacer para contribuir a la disminución de la huella ecológica?

Pero empecemos por el principio, el título de este escrito hace alusión a la huella ecológica ¿Sabes de qué se trata?

La huella ecológica es un indicador que se utiliza para conocer cuál es el impacto de nuestros estilos de vida sobre el medio ambiente. Es una medición que nos ayuda a saber cuál es la salud del planeta.

También analiza qué área de producción de recursos es necesaria para poder mantener nuestros hábitos, y al mismo tiempo que estima las superficies productivas dedicadas a:

• Cultivos, para producir alimentos, fibras, aceites.

•Pastoreo, para obtener carne, leche, cuero, lana, etc.

•Bosques, para disponer de madera que se usa en la producción de bienes o como combustible.

• Mar, para obtener pescados y mariscos.

•Superficie construida, que incluye viviendas, industrias, carreteras y otras infraestructuras.

•Cantidad de bosque para absorber los desechos producidos por la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural, utilizados, entre otros, por las industrias y para el transporte.

• Espacio para la conservación, reservado para el mantenimiento de la biodiversidad.

Además, estudia si nuestra tierra puede asimilar todos los residuos que generamos.

Desde el nacimiento de este concepto en el año 1996, se han elaborado grandes cantidades de informes en lo que se calcula la huella ecológica media por países.

Este indicador es muy importante si consideramos que cada habitante de la tierra tiene su forma de vida: sus costumbres en casa, qué le gusta comprar, comer, sus hábitos de higiene, todo. Y, consecuentemente, de algún lado tienen que salir las comodidades y productos que se supone nos dan la felicidad.

Dos fuentes son las que nos proveen todo lo que disfrutamos: El planeta, que nos regala: espacio para vivir, alimento, agua y muchos otros elementos que ya conocemos.

La segunda es mediante la tecnología transformadora que nuestro ingenio ha logrado para bien y para mal.

El problema es que estamos abusando de ambas fuentes. Por un lado, arrasamos con los recursos naturales y además creamos productos que sirven un rato y de ahí se convierten en basura que en algún lugar se va acumulando.

¿Has pensado cuántos millones de millones somos? Pues al planeta ya le estamos costando mucho.

En realidad, nuestra tierra puede dedicarnos a cada ser humano, por el momento, 1.8 hectáreas de espacio biológicamente productivo, (eso es equivalente a dos canchas y media como las del Estadio Azteca), aunque lo normal/sano para ambas partes sería la utilización de 2,7 hectáreas

Y esto no lo decimos nosotros, lo dice SEMARNAT.

Desafortunadamente, la huella ecológica promedio actual es de 2,9 hectáreas por persona. esto es, 3.6 canchas. Esta diferencia indica que cada uno de nosotros utiliza más espacio para cubrir sus necesidades de lo que el planeta puede darnos.

O para resumirlo: tomamos más de lo que la naturaleza nos puede dar y eliminamos más residuos de lo que el planeta puede asimilar.

Vámonos a los datos puros y duros:

Los Emiratos Árabes Unidos es el que tiene la huella más alta, pero no cantemos victoria porque el resto de los países y sus habitantes, tenemos el chip de poseer casas y más propiedades, muchos vehículos y utilizarlos incluso para distancias muy cortas.

México no forma parte de la lista de los terribles primeros 20, pero nuestra huella ecológica, calculada en 2006, de acuerdo con el Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable, fue de cerca de 3.4 hectáreas por persona. Si lo comparamos con el 1.8 que nos debería corresponder, sí estamos en problemas.

Además, ocupamos el lugar 46 entre las mayores huellas en el mundo y pertenecemos al grupo de países con déficit.

¿Y qué es eso del déficit?

Lo mencionado anteriormente: no alcanza la tierra productiva para cubrir nuestras necesidades, tanta población con pésimas costumbres de consumo, la sobrepasa.

Dirán los doctos en este asunto que las principales causas de la huella ecológica provienen de la quema de combustibles fósiles, la agricultura y la ganadería, entre muchos otros factores. Y que para lograr la reducción de la huella ecológica es necesario: que la población no crezca a estas velocidades vertiginosas y, además, apostar por el desarrollo tecnológico que sí tome en cuenta el impacto ambiental.

También es fundamental cambiar el modo de producción y satisfacción de necesidades buscando un uso sustentable de los recursos naturales: con esto se refieren a ir usando lo que el planeta nos da de una manera moderada y respetando el tiempo para que se pueda regenerar y seguir compartiéndonos sus bondades.  Y aquí hay un punto muy importante, se busca que justo se trate de compartir de manera equitativa el recurso natural, pero también la riqueza socialmente generada. Parejo para todas y todos.

Aunado a ir formando gobiernos eficaces y eficientes en el manejo de los recursos públicos, que apoyen proyectos democráticos de nación basados en los principios de la sustentabilidad.

Sepamos que el panorama no es halagador si se considera que México es el país de América Latina con mayor déficit de biocapacidad, que además puede aumentar espantosamente en el corto plazo, si mantenemos nuestras costumbres de consumo.

 Ahí es donde entramos todas y todos: cómo usamos, acumulamos, amontonamos, desechamos, desperdiciamos, y todos los demás “amos” del terror ecológico.

Así que es momento de ponernos manos a la obra. Tal vez no lo creas, pero pequeños cambios en nuestro actuar, que se vayan repitiendo todos los días, sí marcan una diferencia, sólo hay que darnos cuenta.

Empecemos con prender la luz al despertar. ¿Qué pasa si en lugar de hacerlo, descorremos las cortinas de nuestras ventanas? ¿Y si antes de meternos a bañar, ir a desayunar, o salir del cuarto para darle de comer al perro, apagamos la luz?

O en el momento de la ducha matutina, qué tal si ya tenemos todo listo dentro del baño para que, al abrirle a las llaves, podamos meternos en cuanto el agua esté a buena temperatura. Y otra más, muy sencilla, a la hora de enjabonarme le cierro a las llaves y así evito gastar 200 litros de agua (que es lo que se pierde en una ducha que dura aproximadamente 10 minutos).

Lo mismo con la lavada de dientes. Mantener el grifo abierto durante un minuto y medio, puede gastar más de 18 litros.

Y así podríamos seguir y seguir. Y bueno lo haremos, con la intención de empezar a despertar nuestra consciencia ambiental. Tenemos que confiar en que lograremos empezar a tener actividades que sean cada vez más respetuosas con el medio ambiente y que nuestros cambios sí podrán ayudar a reducir la huella ecológica.

Todas, todos podemos porque cada quien tiene un impacto directo sobre el medio ambiente ¿No lo crees? ¿Piensas que tú no? ¡Te invitamos a calcular tu huella ecológica! Entra a www.tuhuellaecologica.org

Analiza cuántos de tus hábitos en casa van más hacia desperdiciar que hacia  cuidar. Y no te preocupes, sólo basta darse cuenta para empezar a seguir el camino correcto.

Pensemos en lo que dijo Gary Sherman Snyder, poeta y activista estadounidense:

“La naturaleza no es un lugar para visitar. Es el hogar”.

 Bibliografía y referencias web:

Huella ecológica, datos y rostros – Secretaría de Medio Ambiente. Cuadernos de Divulgación Ambiental.

https://www.sema.gob.mx/descargas/manuales/HuellaEcologica_SEMARNAT.pdf

-El Estado de los Recursos de Tierras y Aguas del Mundo para la Alimentación y la Agricultura. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura http://www.fao.org/3/a-i1688s.pdf

-https://www.gob.mx › semarnat › articulos › que-es-la-huella-ecologica-

https://www.fundacionaquae.org/cuanta-agua-consume-la-ducha-minuto/