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5 heridas de la infancia que persisten aún cuando somos adultos

Martín Blanco | Opinión: Somos Familia


En esta ocasión abordaremos el tema de las heridas de la infancia. Para ello, debemos saberlas identificar y aprender de ellas, pues esto nos lleva a evitar cometer los mismos errores y poder sanarlas.

Todos en algún momento hemos sufrido alguna herida emocional y nos hemos preguntado: ¿Por qué me tocó vivir esta vida? ¿Por qué a mí me pasa lo que me pasa? ¿Por qué a mí y no al otro? ¿Por qué me afecta lo que los otros dicen, hacen o piensan sobre mí? ¿Por qué quiero controlar todo y ya me siento desgastado?

¿Sabes qué es una herida emocional y por qué no te deja ser feliz?

Los seres humanos la mayoría de las veces aprendemos de la vida  a través del dolor. Entonces puede ser que desde que somos concebidos puede crearse algo muy doloroso en mí a lo le llamaremos herida. ¿Qué es una herida? es una lesión consecuencia de una agresión o un traumatismo en la que se produce una alteración en la integridad de la piel o en lo emocional.

Todos vivimos en mayor o menor grado heridas, pero siempre hay una que la vivimos profundamente y nos causa mucho dolor. Por ello, se recurre a un método de autodefensa, colocándose así una máscara para mitigar el dolor.

¿PARA QUÉ USO LA MÁSCARA?

La máscara sirve como un método de defensa ante ciertas situaciones, en donde no se siente a gusto una persona y recurre a ella. Por ejemplo, cuando un niño es pequeño y llora para satisfacer una necesidad de dolor, y sus padres le dice que un “hombre” no debe llorar. Es ahí cuando el niño decide dejar de ser quien es para encajar en un estándar y es a partir de este momento donde adopta una máscara.

Tipos de heridas:

HERIDAS                            MASCARAS

Rechazo………………….Huidizo

Abandono……………….Dependiente

Humillación………………Masoquista

Traición…………………..Controlador

Injusticia………………….Rígido

¿COMO SE VIVEN LAS HERIDAS?

Rechazo: Cuando una persona se siente desplazada de un círculo social o de cualquier medio en el que se desenvuelve. Recurre a consumir azúcar, alcohol o drogas, con tendencia a la anorexia, tiendo a enfermarme de alergias, diarrea hipoglucemia y entre otras. La máscara de huidizo me protege del rechazo que pudiera vivir. Mi cuerpo tiende a ser muy delgado y fuerte.

Abandono: Si una persona siente que existe un abandono, ya sea por parte de familiares, amigos, pareja. Recurre a la máscara de la dependencia, en dónde busca atención y apoyo de los otros, se muestra indeciso para decidir o hacer las cosas, buscando la aprobación y consejos. Su cuerpo tiende a ser encorvado, largo, sin tono muscular y siempre tiene miedo a que lo abandonen.

Humillación: Una persona que ha sido humillada recurrentemente, busca ser masoquista. De esa forma se siente que le falta libertad, su cuerpo es rollizo, grueso. Se siente avergonzado de sí mismo, no le gusta sentir presión e ignora lo que necesita. Presenta enfermedades respiratorias y problemas de anginas o de tiroides.

Traición: ésta herida hace que se ponga una máscara de controlador, donde se busca manipular a las personas para que realicen sus deseos. Estás personas suelen sufrir fe gastritis, colitis, entre otras enfermedades.

Injusticia: Viven con rigidez y se exigen en la vida, además de ser perfeccionistas, neuróticos e inflexibles. Son capaces de no prestarse la atención debida para cumplir con sus propósitos.

Las heridas emocionales de la infancia vaticinan en gran parte de los casos en la vida adulta de las personas. Son lesiones psíquicas, como fragmentos sueltos y mal curados que nos impiden llevar una existencia plena e incluso afrontar los pequeños problemas del día a día con mayor soltura y resistencia. Los signos de esas heridas psicológicas suelen evidenciarse de infinitos modos. Ansiedad, pensamientos obsesivos, mayor vulnerabilidad hacia determinados trastornos, problemas del sueño, actitud defensiva. 

“Recuerda que tu cuerpo físico es un reflejo directo del estado de tu ser interior”

–Lise Bourbeau-

Existen algunas heridas recurrentes que se presentan en diversas personas, que terminan repercutiendo en su vida adulta. A continuación, se presentan 5 tipos de experiencias dolorosas o heridas emocionales en la infancia, definidas por Lisa Bourbeau[1].

1. Heridas emocionales de la infancia: el miedo al abandono

La soledad es el peor enemigo de quien vivió el abandono en su infancia. Por tanto, es común que en la edad adulta se experimente un constante temor a vivir de nuevo esta carencia. De ahí que aparezca una elevada ansiedad a ser abandonado, pensamientos obsesivos y hasta conductas poco ajustadas por el elevado temor a experimentar una vez más ese sufrimiento.

La doctora Sharlene Wolchik, de la Universidad de Arizona, publicó en el Journal of Abnormal Child Psychologynos sus estudios acerca de las personas que sufren abandono. Donde ella explica que estas personas presentan medo a ser abandonados y generan en gran parte de los casos las rupturas de pareja. Son situaciones donde solo vive la angustia y el temor continuado.

Las personas que han tenido las heridas emocionales del abandono en la infancia, tendrán que trabajar su miedo a la soledad, su temor a ser rechazadas y las barreras invisibles al contacto físico.

2. El miedo al rechazo

El miedo al rechazo es una de las heridas emocionales de la infancia más profundas, pues implica el rechazo de las vivencias, pensamientos y sentimientos. Su aparición  es influenciada por múltiples factores, tales como el rechazo de los progenitores, de la familia o de los iguales. La persona que padece de miedo al rechazo no se siente merecedora de afecto ni comprensión y se aísla en su vacío interior. Por lo que se debe trabajar en los temores, miedos internos y situaciones que generen pánico.

3. La humillación

Esta herida se genera cuando se siente que los demás desaprueban y critican a una persona. Estos problemas se pueden generar en los niños diciéndoles que son: torpes, malos o unos pesados. Así como aireando sus problemas ante los demás; esto destruye la autoestima infantil.

Las heridas emocionales de la infancia relacionadas con  la humillación generan con frecuencia una personalidad dependiente. Además, podemos haber aprendido a ser “tiranos” y egoístas como un mecanismo de defensa, e incluso a humillar a los demás como escudo protector.

4. La traición o el miedo a confiar

El miedo a confiar en los demás surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus progenitores. Dimensiones como incumplir promesas, no proteger, mentir o no estar cuando más se necesita a un padre o a una madre origina heridas profundas. En muchos casos, esa sensación de vacío y desesperanza se transforma en: desconfianza, frustración, rabia, envidia hacia lo que otros tienen, baja autoestima.

Estas personas suelen confirmar sus errores por su forma de actuar. Sanar las heridas emocionales de la traición requiere trabajar la paciencia, la tolerancia y el saber vivir, así como aprender a estar solo y a delegar responsabilidades.

5. La injusticia

La injusticia como herida emocional se origina en un entorno en el que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. En la infancia, una exigencia en demasía y que sobrepase los límites generará sentimientos de ineficacia y de inutilidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.

Según Zhao, un respetado académico de la educación, nos explica que el autoritarismo en el hogar y en la propia educación afecta tanto al desarrollo psicológico y emocional, como al potencial y rendimiento de los propios niños. Cuando nuestros derechos son vetados y no recibimos apoyo, consideración y una cercanía afectiva válida y significativa, aparecen sin duda graves heridas psicológicas.

Las consecuencias directas de la injusticia en la conducta de quien lo padece serán la rigidez, la baja autoestima, la necesidad de perfeccionismo, así como la incapacidad para tomar decisiones con seguridad. En estos casos, es importante trabajar la autoestima, el autoconcepto, así como la rigidez mental, generando la mayor flexibilidad posible y permitiéndose confiar en los demás.

Estas son las cinco formas en que las heridas pueden afectar a la vida de una persona tanto en su bienestar, su salud o en su capacidad para desarrollarse como ser humano. Ahora puedes comenzar para trabajar y sanar esas heridas.


[1] coach y experta en crecimiento personal famosa sobre todo por crear una escuelas y talleres bajo el nombre “Escucha tu cuerpo”.