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Apgar no es un acrónimo: conoce la historia detrás de Apgar

Muchas personas creen que APGAR es el acrónimo de Apariencia, Pulso, Gesticulación, Actividad y Respiración (Appearance, Pulse, Grimace, Activity, Respiration, en inglés), los cinco parámetros que se evalúan en los recién nacidos para determinar su estado de salud inmediatamente después del parto.

¿Qué es Apgar? Es el apellido de la persona que propuso el famoso test del mismo nombre. Este procedimiento es utilizado para evaluar la salud de los neonatos y ha conseguido reducir notablemente la mortalidad infantil en todo el mundo.

Virginia Apgar nació el 7 de junio de 1909 en Westfield, Nueva Jersey (Estados Unidos). Era la pequeña de los tres hijos de Helen May (Clarke) y Charles Emory Apgar. Su hermano mayor falleció prematuramente a causa de una tuberculosis y su segundo hermano padecía una enfermedad crónica. Es probable que estas adversidades fueran el motivo de que, al graduarse en el Westfield High School en 1925, Virginia tuviera claro que quería ser médica.

Virginia quería ser cirujana. Obtuvo un contrato en prácticas en Columbia, pero Allen Whipple, el responsable de cirugía del Columbia-Presbyterian Medical Center, le aconsejó que no continuara su carrera como cirujana. Argumentó que otras mujeres a las que había supervisado no habían tenido éxito en esa disciplina. Sin embargo, la animó a dedicarse a la anestesiología –especialidad practicada en aquel momento fundamentalmente por enfermeras–. El cirujano opinaba que Virginia tenía la «energía, inteligencia y habilidad necesarias para realizar significativas aportaciones en esta área».

Virginia le hizo caso y se formó durante seis meses con el anestesiólogo Ralph Waters en la Universidad de Wisconsin-Madison. Era la única mujer en un grupo de otros quince estudiantes. Completó su formación durante otros seis meses con el anestesiólogo Ernest Rovenstine en el Hospital Bellevue de Nueva York.

En 1938 regresó al Columbia, a la recién formada división de anestesiología, como asistente. A pesar de su título, tuvo problemas para contratar médicos que trabajaran para ella: los cirujanos no consideraban a los anestesiólogos como iguales y el salario era bajo. Apgar fue la única persona contratada en esa división hasta mediados de la década de 1940. En 1946, la anestesiología comenzó a convertirse en una especialidad médica reconocida, con una formación en residencia necesaria. En 1949, cuando la investigación en anestesiología dio lugar a la formación de un departamento académico, Virginia Apgar se convirtió en la primera mujer profesora titular del centro.

Comenzó a estudiar los efectos en los recién nacidos de la anestesia administrada a las mujeres durante el parto. Su mayor contribución al campo fue el famoso test de Apgar.

Tras presentar sus investigaciones en un congreso, en 1953 publicó el artículo en el que proponía su test para evaluar la salud de los bebés recién nacidos. A pesar de la resistencia inicial, su prueba fue finalmente aceptada y se sigue utilizando en todo el mundo.

El test de Apgar asigna a cada recién nacido una puntuación de 2, 1 o 0 –el 2 significa que el neonato está en condiciones óptimas y 0 que está en peligro– en cada una de las siguientes cinco categorías:

Color: normal / manos y pies azulados / cuerpo pálido o azulado (Apariencia).

Frecuencia cardíaca: superior a 100 latidos por minuto / inferior a 100 latidos o sin pulso (Pulso).

Reflejos: reacciona ante la estimulación / pequeños gestos faciales / sin respuesta (Gesticulación).

Tono muscular: actividad espontánea / brazos y piernas flexionadas con escasos movimientos / sin movimientos (Actividad).

Ritmo y esfuerzo respiratorio: normales y llanto adecuado / lento y llanto débil / ausente (Respiración).

La suma de las puntuaciones de cada recién nacido oscila por lo tanto entre 0 y 10, siendo 10 la calificación óptima. El test se realiza un minuto después del nacimiento y, en caso necesario, cinco minutos más tarde.

Durante la pandemia de rubéola de 1964–65, Apgar se convirtió en una defensora de la vacunación universal para prevenir la transmisión de la rubéola de madre a hijo. Recordemos que la rubéola puede causar trastornos congénitos graves –como pérdida de visión y ceguera, disminución de la audición, patologías cardíacas, discapacidad cognitiva o parálisis cerebral– si una mujer se infecta durante el embarazo.