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Aventuras por planear

Tal vez te resulte un poco fuerte la frase de dominio popular que tenemos hoy para compartirte “Si no me vas a ayudar a volar, despéjame la pista”. Entendemos que suena a una desairada forma de mandar a alguien de paseo, pero, en realidad, en el sentido en el que lo queremos usar en esta entrada, es para hacer una autorreflexión y darnos cuenta de todas aquellas anclas emocionales y psicológicas con las que vivimos el día a día y que nos impiden realizar muchas cosas que intuimos nos harían muy felices.

Ya que este blog está dedicado a los viajes, repasemos los principales dos NO que nos mantienen, digámoslo en sentido figurado, con la nariz pegada a la ventana, y viendo el mundo pasar.

1.- No me oriento ni en mi cocina: De primera instancia podríamos decirte que con un teléfono con GPS, tienes el éxito asegurado, pero ¿qué pasaría el día que por atender otros asuntos, olvidaste cargarlo? Acá algunas soluciones simples: Si te encuentras literalmente en medio de lo desconocido, ya sea real o en la exploración del mapa de alguna ciudad, busca un edificio religioso que te parezca lo suficientemente importante y dirígete a él, seguro te lleva al centro de la población y ahí podrás orientar mejor tu brújula interna.

Otra opción interesante es seguir la dirección que las personas toman en una calle. Los navegantes del Pacífico aprendieron a seguir a las aves, y se dieron cuenta de que un pájaro solitario podía actuar de forma excéntrica, pero que un grupo suele seguir un patrón, así que haz lo propio, no sigas a un alma solitaria porque puedes acabar en cualquier lugar, camina con un grupo y seguramente llegarás a algún lugar que te permita ubicarte o en el que por lo menos haya una parada de autobús que te permita preguntar y ubicarte.

2.- “Pero si no me comprendo ni yo”: Dicen las malas lenguas que el no preguntar si no se sabe llegar a algún sitio es una cosa de hombres, la verdad es que el miedo a no saber cómo darse a entender en un lugar desconocido no depende de la identidad sexual. En realidad, esta limitación de la comunicación es puramente mental. Es verdad que además de enriquecedor, es muy útil, aprender expresiones, palabras o incluso idiomas que nos permitan sentirnos con menos inseguridad, pero lo más importante es tener confianza en que siempre, siempre encontraremos la manera de expresar lo que queremos o necesitamos ¿Por qué? Porque puedes tener la seguridad de que encontrarás a alguien con la disposición de auxiliarte o que ha estado exactamente en la misma posición que tú y empatiza y te ayuda con gusto.

Así que, despega la nariz de la ventana, adopta la frase que te proponemos hoy, deja atrás éstas o todas las ideas que te desanimen y empieza a saborear la cantidad de aventuras que tienes por planear.