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Azul vs Morado

Jess Collins | Opinión

Después de 23 años el Cruz Azul volvió a levantar una copa y sus fanáticos salieron a celebrar una victoria que venían esperando desde hace tanto tiempo. Vimos el Ángel lleno de personas vestidos de azul, trepados en el monumento gritando, celebrando y hasta llorando, las redes se inundaron de felicitaciones, de memes y hasta dedicatorias a esas personas que ya no pudieron ser testigos de este suceso.

Y hasta la plaza Lerdo en Xalapa se vio inundada de los colores blanco y celeste. Gente arriba de los cofres de algunos autos que pasaban, hombres levantando las camisas de sus uniformes, levantando sus vasos en honor a la victoria.

Pero entonces me hace preguntarme por qué esto causa tantas reacciones positivas y en cambio, cuando las las calles se inundan de morado (marchas feministas), se genera tanto enojo y burla. Porque en la celebración azul nadie pidió que respetaran esos monumentos, que pensaran en la gente de limpieza que tendría que levantar limpiar todo al día siguiente, no pidieron que no dañaran a los vehículos que iban pasando.

Y a ver, el punto no es decir si esas sí son formas o no lo son, sino tratar de entender por qué lo que de un color se aplaude del otro se condena, porque uno viene de la pura euforia, de la celebración de un equipo de futbol que ganó una final. En cambio el otro viene de un problema que está afectando a las mujeres, atentando contra su salud, su integridad y hasta su vida, viene de la desesperación de sus familiares que claman justicia o que buscan a sus mujeres desde hace años y que, contrario a una copa, el recuperar a una mujer después de muchos años difícilmente se convierte en una celebración.

No se trata tampoco de minimizar lo que los fanáticos del futbol sintieron al ver a su equipo campeón, al contrario, que bueno que pudieron vivir ese momento, que pudieron celebrar, pero entonces tampoco minimicemos lo que el feminismo trata de hacer que es visibilizar la violencia que existe en contra de la mujer y los estragos que eso está ocasionando.

Yo solo puedo invitarle a reflexionar, que antes de decir “esas no son formas” vea si no hay otras personas haciendo lo mismo por razones más triviales; antes de decir que eso no va a revivir a las víctimas de feminicidio, recuerde que las celebraciones como la que vimos el domingo tampoco pudo revivir a quienes ya no vieron a su equipo campeón. Que las mismas personas que limpiaron después de la marcha morada, serán las que tengan que limpiar después de la marcha celeste.

No hace falta mucha empatía, pero son cosas como ésta que podemos tomar como puntos de referencia para comprender y para trabajar en nosotros mismos.