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Día Mundial de la Dactiloscopía

El 1 de septiembre es el Día Mundial de la Dactiloscopía. Una celebración que busca hacer honor al hombre que vio la importancia única de los signos o rastros biológicos de los seres humanos para recabar pruebas en los crímenes.

Ese hombre fue Juan Vucetich un astro-húngaro que terminó viviendo en Argentina y allí descubrió el verdadero poder de las huellas digitales para resolver crímenes hasta la fecha irresolubles.

¿Quién fue Juan Vucetich?

Nació en 1858 en Lesina, región entonces perteneciente al imperio austrohúngaro. En 1882, llegó a Buenos Aires y a partir de ese año vivió en Argentina, donde también desarrollo todos sus descubrimientos. Fue quien desarrolló la primera clasificación de las huellas dactilares y género las primeras fichas dactiloscópicas del mundo. Su fuente de inspiración fue la conferencia pronunciada por Francis Galton el año anterior en la famosa Royal Society de Londres que hablaba sobre la impresión dejada por el pulgar y los otros dedos.

¿Qué es la dactiloscopia?

En definitiva, la dactiloscopia es el estudio de los rasgos de las huellas digitales. No existen dos huellas iguales, aunque las de los gemelos univitelinos son muy difíciles de diferenciar. Cada huella del mundo posee una serie de rasgos y formas que crean un patrón único. Por lo que en series como CSI o cualquier película policial, se hace tanto hincapié en la recolección de huella

Recoger una huella dactilar no es una tarea difícil, solo se necesita la superficie donde se dejó la huella, algún polvo adherente, puede ser desde talco hasta el polvillo de los maletines de criminalística, una brocha gruesa y una superficie con pegamento, como un pedazo de cinta adhesiva transparente para retener la impresión. Sin embargo, la identificación de los rasgos de la huella es otra historia, aquí se necesitará mucho conocimiento de algún método de clasificación dactiloscópica, tiempo y una buena lupa.

La labor de Juan Vucetich

Vucetich creó cuatro grandes grupos para clasificar los rasgos de una huella dactilar: arcos, presillas internas, presillas externas y verticilos. Gracias a su método y la creación de las fichas dactiloscópicas, la policía de Buenos Aires pudo identificar en 1892 a la asesina Francisca Rojas, una mujer oriunda de la ciudad de Necochea. Rojas había matado a sus tres hijos e inculpado a su marido, pero en la escena del crimen se encontró una huella ensangrentada de su pulgar, evidencia que la delató y mostró al mundo la utilidad y veracidad de la dactiloscopía como método eficaz para las actividades forenses.