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El agua: caudal ecológico vital


Aida Pozos de la revista La Ciencia y el Hombre para el programa El Show de la Tierra

Para escribir sobre los cuerpos de agua en los ecosistemas citamos dos artículos publicados en nuestros temáticos sobre Ciencias de la Tierra y Contaminación y Desastres Naturales, donde una investigadora especialista en Gestión y Manejo Integrado de los Recursos Hídricos, la doctora Socorro Menchaca, investigadora del Centro de Ciencias de la Tierra, acude a nuestra revista para llevarnos a reflexionar acerca de que los ecosistemas, que podemos ubicar como bosques, selvas, praderas, sabanas, tundras, desiertos, entre otros, son relevantes para la vida humana y para los seres vivos del planeta, pero todos dependen del agua, que junto con los niveles de temperatura y luz solar define el tipo de plantas, insectos y animales que lo habitan; porque el agua determina la manera en que se organiza un ecosistema, por ello es esencial el desarrollo de estrategias de conservación sustentables.

Dentro del concepto ampliado de ecosistema entendemos los cuerpos de agua como cascadas, ríos, manantiales, lagunas, oasis, aguas costeras y profundidades marinas, es decir, todos los cuerpos acuosos contenidos en los maravillosos paisajes que conforman la Tierra y que sin agua no serían lo que son, porque ese líquido es fundamental para la vida humana y para todos los seres vivos. El agua es el recurso natural crucial y básico para mantener las múltiples funciones expresadas en los servicios ambientales que se nos proporcionan.

En los ecosistemas de agua dulce se integran las especies de plantas y animales: peces, crustáceos, anfibios, invertebrados, y muchos organismos microscópicos; pero hay que saber que, menos de 1% de la superficie terrestre está cubierta por agua dulce, aún así estos ecosistemas son muy ricos en especies. Luego tenemos las aguas continentales o cuerpos de agua superficiales, separados en los de movimiento horizontal y visible de líquido, que se les denominan lóticos, y son arroyos, riachuelos, ríos, pozas, lagunetas y manantiales; mientras que aquellos en los que el movimiento es dentro de la depresión de un terreno se denominan lénticos: lagos, pantanos, humedales y charcas de temporal. Todos integran el sistema hídrico de una región, ese que mantiene la diversidad de especies y que además, es vital para el bienestar humano, ya que es la fuente natural de abastecimiento del agua.

Ya podemos entender que la importancia de la conservación del sistema ecohidrológico se fundamenta en razones básicas y consiste en la protección de sus funciones, es decir, los múltiples servicios ambientales que proporciona para mantener la vida de la flora y fauna del planeta; además, debemos cuidarlo porque la vida y el bienestar humano dependen de que se cuente con la suficiente agua para satisfacer las necesidades básicas y, finalmente, porque el recurso hídrico es fundamental para la producción de bienes y servicios.

Por ello, cualquier fuente natural de agua debe ser protegida de la disminución y disponibilidad, en cantidad y calidad, ya que es creciente la presión sobre ese recurso hídrico, debido a la demanda de los usuarios del agua de tipo doméstica, agrícola, pecuaria e industrial. Es fundamental el desarrollo de estrategias de conservación sustentables en todos los cuerpos de agua, para buscar mantener el caudal ecológico –el flujo de retorno al ecosistema–, considerado primordial para garantizar su preservación.