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El caso Semenya: una disputa ética y legal que debería preocuparnos a todos

Alejandro Enríquez | Opinión: Deportes


Me da mucho gusto tener la oportunidad una vez más de saludarlos y reflexionar sobre un tema interesante que se dio en el mundo del deporte. En esta ocasión recordaremos a la atleta sudafricana Caster Semenya. Quien a pesar de su edad y su condición física, aún tiene mucho que dar en el mundo del atletismo. 

Se ha demostrado que los atletas africanos son mejores en las pruebas de fondo y medio fondo. Puesto que, su resistencia al dolor, calor, frio, sed les dan una ventaja competitiva frente al resto de los atletas como en el caso de Caster Semenya.

Todo comenzó cuando una niña de tan solo 4 años de edad, estaba jugando futbol descalza frente a niños de su comunidad. Demostrando que las condiciones físicas no son un impedimento cuando quieres cumplir tus sueños, a partir de ese momento llama la atención de los entrenadores. Esto lo comenta su madre, su abuela, su padre, su hermana y sus amigos de la infancia. Hoy Caster representa un orgullo para su familia, pueblo y todo el país.

En la pasada justa olímpica de Rio 2016, Caster ganó el oro en la categoría individual de 200 mtrs. 400 mtrs. Y 1500 mtrs. sin derramar ni una gota de sudor, como se dice en el argot: a medio gas. Después vino el mundial de atletismo en Alemania, donde por la situación histórica de ese país, un atleta de color tiene prohibido ganar. Sin embargo, Caster cometió ese pecado y lo pagó muy caro.

La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) le notificó que estaba temporalmente suspendida de las competencias de atletismo, hasta que se realizará unas pruebas de antidoping. Fue en ese momento cuando empezó su peor pesadilla, porque no tenía nada que ver con sus posibles dopajes, sino todo lo contrario tenía que ver todo con su genética de nacimiento.

Caster Semenya nació con hiperandrogenismo, es decir que su cuerpo produce de manera natural una mayor cantidad de testosterona por cada litro de sangre. Además, es considerada como atleta intersexual, pues al no tener útero y contar con testículos internos dentro de su organismo. Por lo que, a Estados Unidos no se les otorgaron las medallas de oro, que la joven atleta había ganado, ya que alegaban que Caster sacó ventaja de ser una persona intersexual.

Su sexualidad, su género y preferencias solo eran pretextos, para alejarla de las pistas, tanto que esos once meses, fueron peor que cualquier posible lesión. Por lo que, llegó a pensar en abandonar el atletismo de alto rendimiento. Pero Caster no iba a dejar las cosas así. Pues junto con un equipo de abogados demostraron que desde el 2005 la IAAF hacía una cacería de brujas y había obligado a 8 mujeres a renunciar al deporte elite bajo supuestas lesiones inexistentes.

Lograron demostrar que en el caso del jamaiquino Usain Bolt y sus largas piernas no era una anomalía genética, sino se debía a que él había nacido así. Por lo consiguiente, era el mismo criterio para la atleta. Esta noticia le dio la vuelta al mundo y la IAAF no tuvo más remedio que levantarle el castigo a la sudafricana.

Mi pregunta es si esto le hubiera pasado a una atleta mexicana, la prensa y la sociedad la hubiéramos apoyado de la misma manera en que Sudáfrica apoyó o arropó a Caster Semenya.