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El manglar de Arroyo Moreno, devorado por la ciudad


Aida Pozos Villanueva para el programa El Show de la Tierra

Hoy les quiero compartir una investigación que nuestros vecinos de allá de Boca del Río, en el Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad Veracruzana hicieron, y que fue publicado en un número de nuestra revista. José Aké, Carlos Rodríguez y Ana Luisa Buendía, desde 2016 hacen un llamado de atención sobre un cuerpo de agua que se encuentra en medio de la ciudad, se refieren a Arroyo Moreno, un manglar, ese esencial y atractivo ecosistema que hoy se encuentra rodeado por una zona urbana. Nos explican que un bosque de manglar es un hábitat caracterizado por la presencia de árboles de diferentes especies a los que de forma general se les denomina mangles, los cuales son sistemas de transición entre ambientes terrestres y marinos, constituyéndose en soporte de una gran diversidad biológica. Pues bien, en la llanura costera central del estado de Veracruz, atravesando los municipios de Medellín de Bravo y Boca del Río, se localiza un pequeño río llamado Arroyo Moreno, a lo largo de cuyo lecho se desarrolla un bosque de manglar.

El manglar de Arroyo Moreno es único en el estado y actualmente se encuentra rodeado por zona urbana y pese a estar protegido legalmente desde hace años está sufriendo gran deterioro ambiental, ya que prácticamente está delimitado por las bardas de los complejos habitacionales; sí, los patios traseros de las casas colindan con la zona de manglar, situación que lleva a que este ecosistema sea sujeto de presiones negativas directas provocadas por el hombre.

A pesar de que en 1999 se decretó Área Natural Protegida sujeta a conservación, y en 2008 Reserva Ecológica, el manglar de Arroyo Moreno sigue siendo alterado: tan solo entre 1976 y 2005 se perdió 14% de ese manglar, que hay que decir es el único pulmón arbóreo natural en una de las zonas más conurbadas del estado. No hay ninguna otra extensión de bosque aledaña a esta gran mancha urbana, de modo que el manglar prevalece con muchas de sus funciones ecológicas, albergando un gran número de especies de plantas, aves, mamíferos y crustáceos.

A pesar de que es un sitio muy atractivo y fundamental para el equilibrio ecológico, durante largas temporadas del año se encuentra cubierto por lirio, como señal inminente del grado de contaminación que sufre, ya que la contaminación afecta gravemente las propiedades del agua, abatiendo los límites normales de oxígeno disuelto necesarios para que un río pueda contener organismos acuáticos. Otro de los problemas también graves es la alta concentración de bacterias de origen fecal; en análisis microbiológicos se ha encontrado una alta concentración promedio anual de Escherichia coli, lo que impide considerar ese ambiente como saludable, ya que es tratado como un caño más de la ciudad.

Es irónico el descuido de que es objeto, si consideramos que este ecosistema, entre los servicios ambientales que brinda a los seres humanos, purifica las aguas que alimentan el cauce de los ríos, retiene sedimentos que son acarreados por las lluvias, regula los niveles de agua de los humedales, estabiliza los ciclos de elementos importantes en la naturaleza (como el nitrógeno, fósforo y carbono), alberga organismos de importancia económica para la pesca artesanal y equilibra la temperatura del aire a través de los procesos de evapotranspiración.

Entonces, es imperativo que los habitantes de la zona conurbada reconozcan la importancia de su manglar, respetando la ley, pero sobre todo haciendo conciencia de que si lo cuidan podrían gozar del privilegio de estar en contacto con la naturaleza sin tener que desplazarse. Deben tener presente que la ciudad posee en Arroyo Moreno un sitio atractivo y esencial para el equilibrio ecológico, y evitar que, con sus acciones, en un futuro el manglar sea totalmente devorado por la ciudad.