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Mejor que en sueños

Ileana Quiroz | Opinión: Mundo y cultura


¿Alguna vez has hecho el ejercicio de sentarte en una esquina, una estación de autobús o la banca del parque que tienes cerca de casa? ¿Se te ha ocurrido poner atención a la gente que pasa? Si sí lo has hecho reconocerás la sensación de maravillarse ante la diversidad en la fisonomía de las personas: altas, bajas, robustas, claras u oscuras de piel, pero también su forma de caminar, de mirar, de revolverse el cabello o la manera en la que encaran la actividad de moverse de un lado a otro…

Existen quienes observando a la multitud pasar, aventuran las profesiones, orígenes, oficios y demás cosas que, tal vez, por detalles sutiles se pueden más o menos deducir de quienes se cruzan en su camino. Sin embargo, también hay un grupo de soñadores que van un paso más allá, e imaginan la vida de: el chico que estuvo a punto de perder su autobús, o la señora que va arrastrando un carrito de compra, mientras se toma el tiempo para ver los retoños en las jardineras que la primavera está empezando a mostrarse.

Esta minoría observadora, lee en las facciones del señor con mochila de herramientas, su determinación para resolver el desperfecto del que acaba de ser avisado. También ve la tristeza y desolación de la adolescente con audífonos, que mientras escucha una música melancólica, limpia sus grandes lágrimas, que de tan grandes, podrían hasta ahogar el recuerdo de quien se las está provocando.

Es esta misma minoría la que termina de hacer el ejercicio de observación cae en la cuenta de que ha viajado a un lugar desconocido con el chico del autobús, ha observado con la señora del carrito un paisaje nuevo y ha compartido con el señor de la mochila y la niña de los audífonos emociones que no le eran conocidas por no ser del sexo masculino o por no tener ya 19 años.

Entonces, el/la soñadora se pone de pie, empieza a caminar con una sonrisa en la boca y el corazón más lleno de cuando se sentó a mirar e imagina a un escritor de novela fantástica, del tipo que ha escrito crónicas extraterrestres, que les susurra al oído: “Ve el mundo. Es más fantástico que cualquier sueño”.