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Una biblioteca de pasos

Ileana Quiroz | Mundo y Cultura

¿Qué no haría una persona lectora por adentrarse en el mundo imaginario de alguna de sus novelas favoritas? Si tú que nos lees hoy, has tenido la experiencia de no saber cómo volver al mundo real después de haber cerrado las páginas de algún libro, y te sorprendes analizando tu alrededor con la mirada de quienes protagonizan tu lectura, estarás de acuerdo que uno de los sueños hechos realidad de la comunidad lectora podría ser visitar los lugares que han servido de escenario para los pasajes más emocionantes de una obra literaria.

Existen numerosos destinos que nos pueden ofrecer esta genial experiencia, y la buena noticia es que gracias a la tecnología no hace falta desplazarse físicamente a dichos lugares. Acá te compartimos algunas ciudades que se han inmortalizado por servir de escenarios para diversas historias y relatos.

Empecemos por nuestro país: Pedro Páramo y su fantasmagórica versión de Comala. En esta novela, Juan Rulfo describe una población envuelta en la bruma de lo irreal, sus calles hacen eco de voces de personas fallecidas que se mezclan con un viento helado que logra que los pocos vivos que se encuentran en el lugar, sientan como el frío se apodera de sus entrañas. La realidad es que Comala se compone de acogedoras construcciones blancas con techos de teja roja, callecitas empedradas y árboles que dan buena sombra. Se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de Colima y uno de sus grandes atractivos es poder avistar el famoso volcán que lleva el nombre del Estado, mientras se desgusta un rico café, especialidad de la región.

Haciendo un salto que sólo las letras nos permiten realizar, vayamos a Edimburgo, Escocia, escenario de Trainspotting y no, no estamos hablando de la película, bueno sí, pero tal vez no sepas que fue inspirada en una novela escrita por Irving Welsh en 1993.

Esta, su ópera prima, resalta lugares reales como Princes Street o la inconfundible imagen de la estación de tren de Waverley. Y si bien a través de sus párrafos la capital escocesa aparece como un lugar un tanto canalla, es importante decirte que esta ciudad tiene un lado encantador y por supuesto también muy insipirador. Por ejemplo: Rose Street, calle que encontrarás al final de la Princess Street de Trainspotting, tiene escritos en sus jardineras,versos de un variado grupo de poetas de los años 50 y 60, que escogieron las tabernas de esta callecita peatonal como lugares para debatir sobre literatura.

Y así, podríamos contarte sobre Tokio, Barcelona, Nueva York o Ciudad de México, por mencionar tan sólo algunas. Lo valioso de querer conocer estos lugares adornados por lo ficticio, es que te permiten no sólo aprender sobre sus sitios de interés o costumbres, sino que te invitan a adentrarte a una versión elaborada desde la imaginación de alguien que interpreta la realidad de un entorno, desde un punto de vista personal y único ¡Imagina la riqueza que esto puede aportar a tu propia experiencia y lectura!

Bien dijo el cantautor uruguayo Quintín Cabrera que “Las ciudades son libros que se leen con los pies”.  Ahora es a ti y a mí a quienes corresponde empezar esta biblioteca de pasos.