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Vivir con un cáncer infantil

Alejandra Mota | Opinión: Sano y Veracruzano


El pasado 15 de febrero se conmemoró el día internacional del cáncer infantil. En México, cada 4 horas fallece un niño o niña por cáncer, siendo la segunda causa de muerte en niños de 5 a 14 años (sólo superada por accidentes). De acuerdo con la Secretaría de Salud, cada año 7 mil niños menores de 18 años enferman de algún tipo de cáncer. 

Afrontar un diagnóstico de cáncer infantil es una experiencia que toca las emociones y sentimientos en sus familiares. Puesto que, hacer frente a la enfermedad no solo implica ceñirse a las indicaciones del cuerpo médico, sino desplegar una serie de actitudes que harán más llevadero este episodio. Algunos padres de familia pueden reprocharse a sí mismos sobre si sus actitudes, descuidos o estilos de vida que llevan son la causa por la cual el niño desarrolló un cáncer. Sin embargo, aún son desconocidas las causas por las cuales un niño se enferma de cáncer y por lo tanto no se puede prevenir. Entonces, asumir sentimientos de culpa no te conducirá a nada.

En esta publicación de Sano y Veracruzano, te ofreceremos algunas medidas para integrar la enfermedad a la vida del niño y su familia

Primero es importante que se realicen acciones para que el cáncer afecte lo menos posible la vida que lleva tu hijo en su entorno, a nivel familiar y escolar. Se trata de integrar la enfermedad a la vida de tu hijo, entender que este es un evento circunstancial y que el desarrollo de su infancia debe continuar.

De acuerdo con el tipo de tratamiento que reciba tu niño, el cuerpo médico tomará decisiones con respecto a retirarlo por un determinado tiempo de su escuela. Por el contrario, es necesario que atiendas las necesidades de educación de tu hijo y en todo momento se privilegia que retome con prontitud sus actividades escolares.

Algo tan sencillo como escuchar puede hacer la diferencia en la forma como el niño asume la enfermedad y se toman decisiones con respecto a ella. Claramente los padres toman determinaciones con respecto al tratamiento buscando siempre lo mejor para el niño. No obstante, es importante que consideres sus opiniones y preferencias sobre el mismo para hacerlos participes del proceso. Atiende lo que el niño te diga, y por supuesto, comunícale al personal médico estas inquietudes.

El tratamiento causa muchos cambios en la vida y en los puntos de vista de un niño. Puedes ayudarlo haciendo que viva la vida lo más normal que se pueda. Habla con el equipo de atención médica para saber qué cambios podría experimentar, para poder prepárate ante cualquier situación.

Los infantes pueden ser sensibles a cómo se ven y cómo otros responden a eso. Estas son algunas formas en cómo puedes ayudarlo:

Prepáralo para cuando se caiga el cabello: el tratamiento causará que se le caiga el cabello. Llévelo a que escoja un gorro divertido, una bufanda o una peluca con anticipación.

Ten en cuenta el peso y otros cambios físicos: algunos tratamientos pueden causar adelgazamiento y otros pueden causar aumento de peso. Consulta con el personal experto en nutrición para saber qué esperar y cómo ayudarlo a prepararse y a salir adelante de los cambios físicos.

Ayuda a tu niño a responder: algunas veces la gente fijará la mirada, o equivoque el sexo de su niño o haga preguntas personales. Hable con su hijo o hija y pónganse de acuerdo en un planteamiento que funcione. Él o ella puede elegir si responde a los comentarios de las personas o simplemente ignorarlos.

El diagnóstico de un cáncer infantil supone un fuerte impacto emocional en los padres, hermanos y en el propio niño, que deberán convivir con la noria de emociones que acompaña a todo el proceso, que suele ser largo. Tener un hijo a quien le están tratando un cáncer puede ser muy duro para cualquier familia. Pero usted no está solo. Para encontrar apoyo, hable con alguna persona del equipo médico de su hijo o con un trabajador social del hospital. Existen muchos recursos para ayudarlos a usted y a su hijo y así tratar de llevar una vida lo más normal posible.