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El trágico periplo vital de Leopoldo Lugones.

RADIOMÁS difundirá una narración del desconcertante genio de las letras argentinas.

  • “El escuerzo”, uno de los cuentos que le establecieron como iniciador de la ciencia ficción en español.

Jorge Vázquez Pacheco.

Xalapa, Ver. – En la continuidad de la serie “Lo que nos cuenta el cuento”, este sábado 13 de mayo a las 9:30 horas se transmitirá a través de las frecuencias de “La radio de los veracruzanos”, nuestra producción para un relato del argentino Leopoldo Lugones (1874-1938). Se trata de “El escuerzo”, denominación que alude a una especie de sapo de considerables dimensiones y cuyo aspecto ha motivado diversas leyendas propias de la campiña sudamericana.
Capaz de triplicar el volumen de su cuerpo en instantes y poseedor –se dice– de un vientre extremadamente frío, cuentan las añejas leyendas que, en medio de su pasividad y comportamiento inofensivo, el escuerzo es un batracio rencoroso capaz de hacer daño aun después de muerto. Si alguien tiene la infeliz ocurrencia de agredirle hasta matarlo, el animal resucitará para rastrear a su victimario, arrebatarle la vida y después congelarle bajo su enorme y fría barriga.
Redacciones como “El escuerzo”, publicada en su colección de relatos “Las fuerzas extrañas”, en 1906, hicieron de Lugones todo un pionero en los renglones de la ficción en lengua hispana, además de establecerse en iniciador del microrrelato. Nacido en junio de 1874 en Río Seco, al norte de la provincia de Córdoba, cuando su familia se estableció en la ciudad del mismo nombre, el joven Leopoldo cumplió con sus estudios en la educación primaria pero no concluyó, por razones escasamente claras, la instrucción secundaria. Por lo mismo, su aproximación hacia la literatura fue autodidacta y paulatina, pero con la firmeza que le permitió convertirse en una suerte de “narrador total”; un talento literario que se atrevió a discurrir por todos los géneros hasta ser contemplado como predecesor de Jorge Luis Borges.

Escuerzo (Ceratophrys_ornata)

Los disparatados rumbos ideológicos
Pero son las decisiones propias lo que conduce al ser humano hacia un bienaventurado periplo vital o hacia la desgracia, y el caso de Leopoldo Lugones se establece como modelo de los devaneos que encaminan una talentosa mentalidad hacia derroteros nada recomendables.
Aún ahora resulta por demás complicado hurgar en la personalidad de quien, además de ubicarse como el más destacado intelectual de su generación, resultó al mismo tiempo apoyador del primer golpe a la democracia argentina. ¿Cómo fue que el heredero de la estética de Domingo Faustino Sarmiento accedió a simpatizar con ideales tan contrastantes como los anarquistas, liberales, conservadores y hasta ocultistas? ¿En qué momento aquel lúcido cerebro se extravió hasta convertirse en ideólogo de la sublevación militar que en 1930 derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen?
En medio de esos bruscos vaivenes, hacia la última etapa de su existencia se reconcilió con el catolicismo y, al abandonar su postura antisemita, redactó en 1935 el prólogo para la edición argentina de “La mentira más grande de la historia”, obra que denunció como fraude el documento conocido como “Los protocolos de los Sabios de Sion”.
Pero aquel pensamiento rabiosamente conservador registró terribles secuelas y fue motivo inspirador para quienes más tarde se distinguirían como elementos aterradoramente activos en las más férreas y sanguinarias dictaduras que registra la historia del Continente Americano. Su hijo, conocido como “Polo” Lugones, fue nombrado Comisario Inspector hacia el inicio de aquella primera dictadura que derribó a Yrigoyen y tradujo el respaldo de su respetado padre en un comportamiento brutalmente asesino. Se asegura que Polo fue inventor del instrumento de tortura conocido como “picana eléctrica”, mismo que continúa en uso con diversas variantes en muchas partes del mundo. Por añadidura, sobre el hijo del literato se lanzaron acusaciones por abuso contra menores, delito por el que jamás fue sometido a juicio.
El intelectual que, se asegura, mantenía comunicación por misivas con el mismísimo Albert Einstein, tuvo un final digno de un relato de suspenso o de espeluznantes premoniciones. Amigo de Horacio Quiroga, ambos mantuvieron una estrecha relación que sólo terminó cuando el escritor uruguayo decidió quitarse la vida al beber un vaso con cianuro, el 19 de febrero de 1937. La congoja de Lugones pronto se transformó en rencorosa furia y en el mismo lugar del velorio acusó a Quiroga de haber elegido “la muerte de las sirvientas”.

¿El tiempo cobra las afrentas?
Fue el propio Polo Lugones quien desencadenó la serie de sucesos que condujeron a la muerte a su padre. Como jefe de la policía, descubrió que se había enamorado perdidamente de María Alicia Domínguez, entonces una jovencita que habría de convertirse, con el paso de los años, en importante poeta y ensayista. Ambos se conocieron en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, cuando Lugones cumplía con el compromiso de dictar una serie de conferencias. Aquí es menester registrar que otras fuentes vierten el nombre de la joven como María Emilia Cadelago, quien inicialmente buscó en su despacho a Lugones para obtener de él un ejemplar de su “Lunario sentimental”.
Aquel apasionamiento intenso y arrebatado, fue descubierto por Polo a través de sus servicios policiales. Furioso, amenazó a su padre con arruinar la reputación de la joven si no renunciaba a ella, de modo que no hubo alternativa para el escritor. Esta circunstancia le arrastró hacia una depresión que le hizo optar por el suicidio, que consumó exactamente un año después de la muerte de Horacio Quiroga y casi a la misma hora: la madrugada del 19 de febrero de 1938. Al igual su amigo, ingirió un vaso que contenía cianuro.

Las secuelas de la dictadura
El periodista Ricardo Ragendorf ha publicado un estremecedor recuento de la trayectoria de Polo Lugones, desde su infancia como único hijo del escritor y su perversa inclinación hacia la bestialidad, que más tarde derivó en abusos contra niños internos en el Reformatorio de Olivera, hasta las apetencias pedófilas –que seguramente no pasó inadvertido para sus dos hijas– y su suicidio (¡!) en 1971.
Susana, una de las hijas de Polo, heredera de notables dones literarios y conocida como “Pirí”, se opuso abiertamente a los ideales de su padre y se integró a la resistencia guerrillera durante los años de proscripción contra el peronismo, primero en las Fuerzas Armadas Peronistas y después con los Montoneros. Capturada y torturada con la misma picana que su padre introdujo, se dice que el cuerpo de Pirí Lugones Aguirre fue arrojado a las aguas del Río de la Plata en las semanas previas a la celebración de la Copa Mundial de Futbol, en 1978. Un sapo como epílogo.

Susana Pirí Lugones


“Lo que nos cuenta el cuento” con el relato “El escuerzo” de Leopoldo Lugones, podrá sintonizarse este sábado 13 de mayo a las 9:30 horas a través de “la radio de los veracruzanos”, en el 107.7 de frecuencia modulada para Xalapa y territorio de Veracruz, o en www.radiomas.mx
La realización técnica es de Ileana Quiroz, con producción y conducción del autor de esta entrega periodística.