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Viajeros intrépidos, el arte de observar y ser pacientes

Ileana Quiroz | Mundo y cultura

En repetidas ocasiones hemos hablado sobre el poder de la observación y las repercusiones que tiene en la vida de los viajeros el abrirse a conocer diferentes realidades. Razones o motivaciones hay para viajar, como estrellas en el cielo.

Tal vez una de las características más interesantes de la humanidad es la diversidad de intereses que nos mueven para todo en la vida y en el terreno de la exploración y el viaje no es diferente. Existen personas que se maravillan con la arquitectura de los lugares que visitan, otras buscan hacer una inmersión cultural y asisten a entornos en los que las creencias permean las actividades cotidianas, lo mismo con los idiomas y costumbres.

Hay quienes buscan adentrarse en la naturaleza por sus paisajes, pero también por su flora y su fauna. Este grupo de aventureros, los observadores, tiene una de las cualidades que más se valora en la actualidad, porque es cada vez más raro encontrarla en las generaciones actuales: la paciencia.

Y es que se necesita una concentración especial para, por ejemplo, hacer una excursión cuyo propósito sea el de avistar animales en su hábitat original. Si nunca lo has considerado, te queremos proponer esta experiencia que podría sorprenderte por su enorme conexión con la naturaleza, pero también porque te dará la oportunidad de desarrollar la observación y la paciencia.

En nuestro país, desde Baja California hasta Yucatán, existen lugares que son un absoluto paraíso para la observación de aves. Y cómo no iba a ser así, si en el territorio mexicano existen 1,096 especies que pueden ser admiradas.

Acá te compartimos algunos lugares que podrás visitar, ya sea de manera virtual o cuando la pandemia pase, de forma presencial:

  • Empezamos con la enorme Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán en Oaxaca. Son 400, 000 hectáreas en las que encontrarás 754 especies de pájaros que van desde colibríes y urracas, hasta las vistosas guacamayas verdes que, por cierto, tienen como hogar un lugar cuyo nombre es absoluta poesía: el Barranco de las Esmeraldas Voladoras.
  • Seguramente habrás escuchado hablar del Parque Nacional Cañón del Sumidero en Chiapas. Las paredes que lo conforman son el hogar de 697 especies que compiten en colorido y belleza: loros, tucanes, pericos, cuclillos pico amarillo y coas de collar, son una pequeña muestra de la diversidad de fauna que se puede observar. Además, si eres del equipo intrépido podrás hacer senderismo o un recorrido en lancha.
  • La biósfera de Sian Ka’an en Quintana Roo, está compuesta de selvas, manglares, lagunas y mar cristalino que es el que caracteriza al Caribe. Este territorio es de suma importancia porque aquí especies amenazadas como el ibis, la garza melenuda y la cigüeña americana, tiene un lugar para la reproducción y conservación.

Esperamos que este pequeño listado de maravillas naturales haya despertado tu interés. Como colofón te compartimos las sabias palabras del poeta persa Moslih Eddin Saadi: “Un viajero que no observa es un pájaro sin alas”.